Alfred von Tirpitz, MInistro de la
Kaiserliche Marine tenía en sus manos las ordenes directas del Káiser Cuillermo II, que le ordenaban preparar a la flota para la "Operación Prusia Oriental".
En su cabeza, solo había un candidato idóneo, y ese era
Reinhard Scheer un especialista en la lucha de torpederos donde Alfred von Tirpitz estaba seguro, que se malgastaba su potencial.
Así pues, surcando las aguas del Índico se encontraba una flota al mando de un almirante carente de experiencia. Pero Scheer sabía muy bien que había que hacer, y aparentemente acertó en su decisión, por un estrecho margen de horas.
Cuando se encontraban a menos de 500 millas náuticas de Las Maldivas, ya había emitido su mensaje "Fox will Kuchen" (el zorro quiere tarta) a lo que cinco de los 12 zorros que transportaban tropas se escabulleron tomando distintas rutas para llegar a un mismo destino.
Y apenas habían sobrepasado las Maldivas en un centenar de millas, cuando se produjo el primer avistamientos de unidades británicas (la torpedera de tipo Avon "Kochi") y cuyas ordenes por medios lumínicos para que cejaran en su avance y volvieran a Europa "cayeron en saco roto". Ya cuando iba cayendo el atardecer, la representación británica se hizo, digamos que mas convincente. Lo suficiente como para que la flota al mando del Admiral Scheer cambiara su rumbo dirección a... ¿La Ciudad del Cabo?, ¿que demonios pretendía el Prusiano?.
La respuesta es muy simple, esa noche había luna nueva, y los zorros abandonarían el cubil. Empezaba para Inglaterra el juego del gato y el ratón.