Asoma el cólera en Madrid [...] Un chiquillo juega en la Puerta del Sol, junto a la fuente de la Mariblanca. De pronto se le ocurre echar un puñado de tierra en la cuba de un aguador. El aguador va tras el chiquillo, tras ellos unos cuantos desocupados pululan allí cerca. Se engrosa el tropel. Uno grita:
—¡A ese! ¡Que lo mandan los frailes para envenenar el agua!
Alcanzan al infeliz muchacho, lo cosen a puñaladas y arrastran su cadáver por la calle Mayor.
Arrecia el tumulto. Las turbas se distribuyen en grupos, se reparten por los conventos. A mediodía un tropel de mujeres arrastra a un lego. A las tres de la tarde penetran las turbas en el convento de jesuitas de San Isidro; matan, saquean, incendian...
Benjamín Jarnés sobre los sucesos de 1871