Mayo de 1894
Una nueva expedición esclavista ha sido interceptada, esta vez en alta mar.
Un carguero Holandés que cubría la ruta Yakarta-Rotterdam divisó en el Golfo de Adén un
Dhow que por sus características podía ser un transporte de esclavos. La providencia quiso que al poco tiempo el mercante topara con una patrullera británica la cual, tras ser informada se dirigío a la zona y consiguió interceptar a la embarcación. La población esclavizada eran de etnia Omoro y Amhara (naturales de Abisinia) y la embarcación ha salido de territorio colonial británico.
La prensa internacional, tras alabar la labor del
Senior Service ha cargado sus tintas contra Gran Bretaña principalmente y contra Italia en menor medida.
La expedición parece haber atravesado territorio colonial de ambos Imperios sin que esta haya sido impedida, ni tan siquiera advertida. El autor de la presente columna se siente en el deber moral de recordar a nuestros dirigentes en Londres y Roma el compromiso adquirido en la civilización del continente africano y la completa erradicación de la esclavitud.
El Imperio Británico debe abanderar su rol como líder indiscutible de esta tarea, y no puede permitir que dicho liderazgo sea cuestionado, menos por inoperancia.
La joven nación Italiana, el último en incorporarse al proyecto debe asumir sus responsabilidades cuando aceptó la tarea de "protector del Cristiano reino de Abisinia". Que el país que alberga la sede de la Iglesia Católica permita por su inacción la existencia de esclavos cristianos es el mayor insulto que nuestra sociedad haya tenido nunca que soportar.